Una iniciativa de ley presentada este martes busca eliminar completamente las restricciones de viajes a Cuba que tienen los estadounidenses. Los proponentes rechazan que apoyen al gobierno de La Habana pero aseguran que medio siglo de embargo no ha servido para debilitarlo. En cambio viajar sí ayudaría a generar cambios en la isla. El tema del embargo a Cuba polariza la discusión política en Washington. "Hemos estado haciendo lo mismo por más de 40 años y nuestra estrategia no ha funcionado. Como decía mi padre: si quieres obtener resultados distintos haz las cosas de otra manera". Esas palabras del senador republicano por Wyoming, Michael Enzi, pueden sintetizar los argumentos sobre los que basa su propuesta para eliminar las restricciones de viajes de ciudadanos estadounidenses a Cuba. Enzy y su colega demócrata Byron Dorgan, de Dakota del Norte, presentaron un proyecto de ley con el nombre de "Libertad para viajar a Cuba" a la consideración de sus colegas del Senado, 20 de los cuales estarían ya dando su apoyo a la idea. De acuerdo con los términos del embargo a Cuba establecido en 1962, los ciudadanos estadounidenses no pueden viajar a ese país sin caer en el riego de "hacer negocios con el enemigo", como lo califica la ley que rige la medida. Sólo los ciudadanos de origen cubano que tienen familiares en la isla podían viajar una vez cada tres años, una limitación que el presidente Barack Obama acaba de eliminar ampliando la posibilidad a una vez al año. Problema estadounidense La iniciativa presentada este martes no es nueva. Una similar fue presentada en 2007, pero no logró pasar del Comité de Asuntos Exteriores del Senado. Los proponentes consideran que esta vez la coyuntura nacional e internacional es distinta, porque Fidel Castro no es más el presidente cubano y porque de este lado Barack Obama sustituye algunas de las políticas de George W. Bush, y entre ellas esperan que esté lo que consideran el "fracasado embargo".
"Han pasado 20 años desde el fin de la Guerra Fría. Creo que el momento ha llegado para cambiar", aseguró el senador Christopher Dodd, quien aclaró que no apoya "el comunismo de Fidel Castro". En tono anecdótico, Dodd contó cómo "hace como unos 15 años" años en un encuentro con Castro le informó que en Washington estaban decididos a levantar algunas restricciones del embargo y que este le habría respondido: "Va a ser un problema más para ustedes que para nosotros los cubanos". El senador también dijo que "Cuba hace cosas" para evitar que este tipo de iniciativas prospere como incurrir cada tanto en supuestos abusos de derechos humanos ponen a la opinión pública estadounidense en contra de cualquier cambio de política. Tema doméstico Las palabras de Castro a Dodd fueron proféticas porque el tema del bloqueo a Cuba es un asunto que polariza la discusión política en el Capitolio y cada vez que se plantea siquiera suavizar algunas restricciones saltan los fantasmas de un pulso político cincuentenario. "A nadie en EE.UU. le importa el tema de los derechos humanos en Cuba" dijo a BBC Mundo José Miguel Vivanco, de Humans Rights Watch, organización de defensa de derechos humanos que apoya la iniciativa presentada el martes. "La política del embargo ha sido un reflejo condicionado de una par de comunidades de origen cubano en EE.UU." en referencia a los estados de Florida y Nueva Jersey, donde los senadores Bob Menéndez y Mel Martínez han sido renuentes en suavizar el embargo.
Por eso Vivanco considera que aunque como tema de política doméstica Cuba "ha estado mucho tiempo en el congelador (...) pero se ha convertido en un tema de política exterior". Para Vivanco el empecinamiento en mantener el embargo ha generado muchas dudas en América Latina sobre el compromiso de Washington con la promoción de la democracia y los derechos humanos. ¿Turismo político? Pero para quienes defienden la actual política se busca precisamente mejorar la situación de los cubanos en la isla y consideran que levantar restricciones sólo ayudará a oxigenar financieramente al gobierno de Castro, lo que equivaldría a recompensarlo por medio siglo de desafío. "Ese gobierno es una simple y brutal dictadura. Los cubanos viven con menos de un dólar diario" dijo recientemente el senador Menéndez cuando se debatía una ley de presupuesto que incluía eliminar algunas restricciones vigentes.
Los que están renuentes a cambiar las cosas con Cuba consideran que las penurias económicas de la población cubana podrían generar la presión necesaria para desestabilizar al gobierno de La Habana. Del otro lado piensan que el "intercambio humano" que generaría un flujo turístico sin restricciones desde EE.UU. a la isla generaría cambios. "La única cosa que los totalitarismos no pueden soportar es la luz, es la información, la comunicación. Y eso es lo que permiten los viajes: crear la comunicación", afirmó el senador Dodd. Pero ese argumento es rebatido por quienes recuerdan que Cuba recibe anualmente la visita de decenas de miles de turistas de países democráticos de Europa, América Latina y de Canadá, algo que no ha llevado cambios políticos a la isla. ¿Quién quiere comprarme frutas? En la presentación de la iniciativa para liberar los viajes a Cuba, junto a senadores y activistas de derechos humanos, estaba gente de negocios, sobre todo del sector agrícola, deseosos de ampliar sus ventas a un mercado que ofrece la ventaja de su cercanía y su crónico desabastecimiento.
Actualmente el Departamento del Tesoro permite exportaciones agrícolas estadounidenses a Cuba por el orden de US$400 millones, que el gobierno cubano paga en efectivo y por adelantado. Los exportadores consideran que sin las restricciones del embargo el mercado cubano las ventas podrían promediar los US$1.000 millones. Los negocios agrícolas y la libertad política están interconectadas, según dijo a BBC Mundo el presidente de la Federación Estadounidense de Granjeros, Bob Stallman. "Hay una oportunidad de negocios allí en Cuba pero no es la principal motivación de esta iniciativa. Ahora hablamos de levantar restricciones de viaje. Pero eso creará el ambiente para mayores intercambios y el comercio vendrá después. Se dará paso a paso" afirmó. Tradicionalmente esos primeros pasos han sido difíciles de dar. Al contrario, siempre ha sido más fácil reforzar el embargo que desmontarlo, aunque como reconocen muchos políticos y analistas al final aísla más a EE.UU. que a Cuba. Sin embargo esas cosas podrían cambiar ahora, porque aunque el presidente Obama ha afirmado que el embargo seguirá vigente, ha dejado clara su intención de renovar los vínculos de Washington con América Latina y un paso que muchos verían con agrado sería el cambio en la casi cincuentenaria política. |
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→EE.UU.: apuntan al fin del embargo
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